Lo primero, la familia.
Después no sabría decirte si amigos o pareja, pero aquí no hay problema si tratas a tu pareja, ya seas varón o mujer, de la misma forma que a tus amigos, sin que cambies tu forma de actuar delante de ella/el, pero eso sí, con alguna que otra diferencia de estas que solo compartes con una persona en este mundo.
Albert me regañaría por salvarme a los amarillos, pero eso ya es otro tema en el que estoy de acuerdo con el y que ya compartire en otro momento.
Sin irme por las ramas, vuelvo a la cuarta palabra de esta entrada. Familia. No hay ni habrá nada igual, nada comparable, porque es algo que estará dentro de ti mucho mucho tiempo y no se puede hacer nada para intentar cambiar eso.
Me surge la idea rebelde de escribir el porque de este punto de vista mio. Bien. Yo no tengo la relación con mi familia que me gustaría tener, también es verdad que no se lo he explicado nunca, son cosas que cuestan, y más para una persona que es como un tarro de galletas sin fondo y las galletas son los sentimientos nunca contados. Cometí un error, pero como se vive con ellos, en vez de borrar y reescribir os explico, el tarro es aparentemente sin fondo, y nuca te fíes de las apariencias, en algún momento explotarás y nada podrás hacer para evitarlo.
Reflexionar en serio sobre la relación que buscáis con vuestra familia, que os acompañara toda vuestra vida. Mi consejo, no permitas el hecho de irles perdiendo poco a poco y paralo antes de que no tengas ni fuerzas ni fe. Yo no he perdido las ganas aunque si un poco de fuerza, pero siempre que te pase eso, podrás contar con alguien que te ayude a seguir.
Vida, sólo una. Familia, también. Amigos muchos, ya se marchen o perduren. La pareja, al igual que los amigos, puedes elegirlos, la familia no, poseemos una para nuestros noventa y cinco años de media.
Cuidad y cuidar
Lost thoughts.
sábado, 8 de agosto de 2015
F
domingo, 21 de junio de 2015
Ella
Deseaba ser feliz, no pensar y alguna vez desaparecer, para no recordar los malos momentos que hacían de su día a día una montaña rusa. Esa noche lloró maquillada, sonrió sin ganas y durmió abrazada. Reía solo en sueños, deseaba conseguir algún día superar la montaña de piedras que había ido acumulando diecisiete años, deseaba ser feliz.
Mientras le abrazaban le contaron un cuento, simplemente persiguiendo el deseo de calmarla. Nunca lo había escuchado, se alegró de ello. Un dragón, cachorro, rosa, e igual de perdido que la protagonista tanto de aquel cuento como de aquella vida. Se parecían, ella le puso el nombre de Algodón de Azúcar, aparentemente fuertes, hasta que la pérdida de la capa que les recubre dejará aflorar como su interior era. Esperaban juntos algo que cambiara su vida. Se morían por aprender a volar, física y relativamente.
En el mundo real, ella se dio cuenta de la razón que le impedía "alzar el vuelo". Demasiadas piedras acumuladas que no hacían mas que ralentizar su felicidad, consiguiendo que en algunos momentos esta fuera casi nula.
Le aconsejaban que se olvidara de la piedras y dejara de acumularlas, que se olvidara de Diógenes y de su síndrome, que eso en realidad no existía.
No podía superarlo, vive en dos mundos, es difícil abandonar un mundo con el que te has encariñado.
sábado, 18 de abril de 2015
E C S Y
Otra vez más, a ella le inunda un infinito mar de inseguridad, del que es muy difícil salir si no sabes como paliar con esa espesa atmósfera que le envuelve. Y ya no es sólo inseguridad lo que la rodea y la abraza sin cariño , la tristeza la envuelve con sus garras escondidas tras esos preciosos y blancos guantes que le incitan a quedarse, las lágrimas refrescan su pálida y reseca tez y la cama le incita a permanecer en su cómoda postura fetal, abrazándose las rodillas. Esa es la postura que utilizan los tristes, los perdidos, los incomprendidos.., y esa es la postura que ella ahora adopta. No es una chica de corazón y cuerpo novatos a este tipo de sentimientos. Se ahoga. Se agobia. Necesita algo. No sabe que es.
La inseguridad la azota, y no es nada agradable, un golpe tras otro y ella no puede escapar porque no puede negar las ideas que llenan su cabeza y la hacen sentir inferior, menor que una hormiga en la enorme Tierra. Producirá temores, que no la abandonar, recordará momentos que harán retroceder su mínimo avance, se estancará en un océano, sin divisar ninguna isla. Se encamina a la depresión.
Y es que la depresión puede presentarse en una persona por cualquier desorden, por pequeño que sea, y te acompañara primero desde fuera hasta que poco a poco y tomándose el cuidado de no hacer ruido, se ira adentrando en lo mas profundo de tu ser. Y llegará ese momento en el que dudes quien esta en tu piel, si la enfermedad o tú mismo.